El
sueño de Yanira.
Siempre
salía el mismo tema en la catequesis:
- ¿Por qué no nos vamos de misiones?, si tu vienes con
nosotras seguro que nos dejan ir. ¡Algún
día iremos! Decían las cuatro niñas que componían el grupo.
Nueve años
después, una de ellas, ha cumplido su
sueño. A muchos kilómetros de distancia, poco equipaje y nada de comodidades,
Yanira está de misiones.
Se la ve
feliz en las fotos que manda con “sus niños” y así lo manifiesta en los
mensajes a su familia.
Así narra su "aventura"
el viaje:
Salí con incertidumbre que no con miedo, porque estaba segura de que lo que
estaba haciendo, es lo que he estado deseando desde hace mucho tiempo y es que el Señor me acompañaba en este viaje.
Desde Sevilla con un vuelo
bastante largo e incomodo hasta llegar a mi sueño, pero bueno ¿que son 24
horas más para algo que llevo tanto esperando? llegue de noche y algo cansada a Trujillo, mi
nuevo hogar durante 7 semanas, aunque ahora que ya llevo dos creo que seguirá siendo mi hogar después de estas dos semanas.
llegada:
Eran las 6 de la tarde, ya era de noche, noche
cerrada y hacia frió, pero una cara amiga, María Fernanda me esperaba en el
aeropuerto para llevarme a mi nueva casa.
Mi llegada coincidía con la celebración doble
de quince años de dos niñas del hogar así que había una fiesta preparada por
todo lo alto aunque aun sin empezar.
Conforme me acercaba a mi nuevo barrio veía que
realmente no iba a lo mejorcito de Trujillo, eso si estoy en primera linea de
playa aunque la erosión no haya dejado arena !jejeje! el barrio lo vi pobre ,
descuidado, nada comparable a lo que pueda haber en España, pero los vecinos
una vez que ven que eres del hogar te respetan, pero aún así sigue siendo
peligroso salir de noche.
Los niños me esperaban con un ramito de flores
hechas por ellos mismos, aunque muy ajetreados con eso de la fiesta. Gracias a ella pude conocer a mucha gente que suele colaborar con el hogar.
día a día:
A principio los días se hacían largos, sentía añoranza por mi familia aunque se contrarrestaba
con todo el cariño que los niños te dan. Los primeros días me parecía imposible acordarme del nombre de los 21 niños ¡yo les veía casi iguales! pero
ahora me los se de memoria e incluso lo que prefieren unos o lo que no le gusta a
otros; donde tienen aquel las cosquillas o donde las tiene aquel otro.
Mi día a día consiste básicamente en ser una
mas de ellos, en ser un niño mas con ellos y una colaboradora mas con las que
llevan el hogar. A veces me toca ser compañera de juegos y otras ayudar
con la organización, limpieza y demás del hogar.
Cada noche intento ir al oratorio a despedirme
de Él, me esta ayudando poder tener estos minutos con Dios y encontrarme con Él, cosa que aunque en España tengo muchísimo mas tiempo para hacer diariamente
acabo sin hacerlo y aquí siento la necesidad, me lo pide el cuerpo.
Ahora los niños están de vacaciones en el
colegio por lo que paso 24 horas con ellos, así que hasta que no se normalice
la situación y los niños vuelvan al cole no podre ir a conocer la cara turística de Trujillo.
Lo que si he probado es el
ceviche, plato estrella de la gastronomía peruana, he de decir que muy bueno y
picante, pero aquí en Perú hasta las papas guisadas con carnes que me he
comido hoy estaban picantes. He visto el centro de Trujillo, ciudad muy
bonita y con estilo colonial muy bien conservado, aunque si se puede
apreciar que en general la ciudad no esta muy avanzada ni es muy rica.
El estilo de vida peruano es muuuuuuuuy
tranquilo, y es algo a lo que aun no me he hecho y mira que yo soy de las de
llegar tarde a los sitios...
Besos para todos......
Tu sueño Yanira, es el sueño de muchos de los que seguimos al Maestro, disfruta de tu entrega a los demás y sigue buscando esos momentos de encuentro con El.
Besos de todos para ti....
Actos de fe
El Señor siempre da a cada uno lo que realmente precisa. Quizás se
necesite, como en el caso de Yanira,
poner tierra de por medio para poder “ver” la fe y experimentar a través
de las experiencias de otros el compromiso de ser cristiano, la felicidad,
la entrega, el servicio que se ofrece a Dios cada día a pesar de las
adversidades de la vida
Ser madrina
Ser la
madrina de Bautismo de cinco niños en edades entre los ocho meses y los once
años, es sin duda un privilegio para mí,
pero me da pena no poder enseñarles tanto en la fe como a mí me
gustaría.
Para unos padrinos verdaderamente comprometidos es importante
enseñar la fe. Si creemos que Cristo es
Dios, si creemos que el Evangelio, si creemos que existe un cielo y que son
felices los pobres, los mansos, los pacíficos, los puros de corazón y los
misericordiosos, entonces es el momento de enseñar y transmitir la fe.
Lección de fe
Junto con el
padre Eduardo, la
directora del Hogar y otros dos voluntarios, Kike y Pilar, visitamos Moche, una
aldea cercana a Trujillo. Me sorprendió lo orgullosos que están de su pasado
como tribu y conservan dulces típicos y monumentos por las calles.
Realmente la visita era para M° Carmen, una madrileña que vive Trujillo. Es una mujer mayor, de unos 70 años que le
falla un poco la vista, pero que sigue con la misma ilusión y motivación con la
que llego aquí. Es la fundadora de un Hogar para niños discapacitados que
han sido abandonados. Actualmente tiene
a tres niñas, dos con problemas mentales y otra con un problema de degeneración
muscular; esta es a la única que puede
ayudarla las 24 horas del día, ya que solo tiene una trabajadora que va por las
mañanas y un hombre, vecino del barrio, que va por las noches a vigilar la finca
de los ladrones que al parecer abundan por esa zona.
Esa mujer me dio una lección de lo
que la fe puede hacer, porque aunque esta sola, su salud no es perfecta y se encuentra en una edad avanzada,
sigue luchando por lo que un día Dios le encomendó y lo hace con una sonrisa y
una felicidad, que realmente da envidia.
¿Por qué voy a desanimarme?
¿Por qué voy a estar preocupado?
Mi esperanza he puesto en Dios,
a quien todavía seguiré
alabando.
¡Él es mi Dios y Salvador! (salmo 42 .5)
Por eso no nos desanimamos. Pues aunque por fuera nos vamos
deteriorando por dentro nos renovamos día a día. Lo que sufrimos en esta vida
es cosa ligera, que pronto pasa; pero nos trae como resultado una Gloria
eternal mucho más grande y abundante por manos humanas” (2 Corintio 4: 16-18)
Ofrecía
su vida
El domingo pasado fui a un retiro sobre
la vocación laical. Se hizo una
adoración al Santísimo con momentos de oración personal intercalados con
cantos. Fue bonito y emotivo, después comimos todos los asistentes juntos en un
ambiente bueno y divertido.
En el retiro se compartieron muchas vivencias de
los asistentes las cuales demostraban los grandes actos de fe de estas gentes
sencillas. La que más me impacto fue la de un hombre que de joven tenía problema de convulsiones, tras
una operación le diagnosticaron solo un año de vida. El hombre se encomendó al Señor diciendo que
ponía su vida en sus manos y que pasara lo que le Él le tenía preparado. Tras
ese año le dijeron que viviría tres años más, así hasta varias veces. En una de
esas visitas, le dijeron que se moriría de
otra cosa porque de la operación no. Siempre,
tras cada visita al doctor el hombre iba a la iglesia y volvía a ofrecerle su
vida a Dios.
En este hombre vi la entrega que le
tiene a Dios, en lugar de reprocharle
(como muchas veces hacemos) por ese juego tan macabro de ahora te vas a morir
ahora no, le daba las gracias por esos años de más y le ofrecía de nuevo su
vida.
Inclina tu oído, Señor, escúchame,
que soy un pobre desamparado; protege mi vida, que soy un fiel tuyo; salva,
Dios mío, a tu siervo, que confía en ti. (Salmo 86: 1-2)